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Mostrando las entradas de febrero, 2014

Noche sin luna

No tengo un extenso prontuario amoroso, más bien tengo experiencias de desencuentros encontrados. Y en ese historial de historias compartidas, puedo contar intentos fallidos reintentados. Porque sí el común del hombre es ser testarudo, yo doy la nota tropezando tres veces con la misma piedra. Me desenrede de ataduras de relaciones fallidas y sin embargo hoy me doy cuenta que no me desencanto aún de mí última historia de lo que pudo ser y no es. No hay sin sabores, solo la sensación de un cuento no contado y el extraño sentir de haberme quedado sin luna,en una noche perfecta y llena de estrellas...

Tu rio

Mis  aguas son un caudal de historias y vos lo sabes mejor que nadie. Soy tu Paraná, tú Iguazú, tu pariente del mar, tu agua grande. Mil nombres y solo me llamas río, como si con esa palabra definieras mi grandeza. No soy santo, menos prócer, soy tu amigo, soy tu río. ¿Cuántas veces mi correntada color tierra te acompaño a tu destino sin que te dieras cuenta? Tantas como mi memoria   arremolinada de recuerdos me lo recuerdan. Soy  el que invadido por  la melancolía de nuestro encuentro y a fuerza de correntada, trata de retenerte un poco más, haciendo que tu andar sea  manso y lento.  El que acaricia tus islas y el  que alguna vez dejo al desnudo al juncal,  para que tu sacrificio fuera menos.  El que se deja acariciar por los sauces en las tardes de verano, mientras ese mar verde que parece brotar de entre los montes, inunda hasta el mismo aire. El mismo que aquella vez libero aquel barco varado entre los bancos, levantando mis aguas y dejándolo libre.  Vos que decís ser hi

El viejo y el rio

El viejo clava la vista a lo lejos, como buscando alguna señal en el río, hace días que el viento venia soplando del sur y la bajante seguía firme, pero ahora algo cambio, el agua se ve extrañamente quieta y el silencio de la isla le da cierto misterio al asunto. No se ve ningún camalote flotando cerca que le de algún indicio de la dirección de la corriente, entonces el viejo se agacha, levanta un pedazo de casuarina del piso y comienza a caminar en dirección al muelle. Se detiene justo en el borde, mientras su brazo dibuja un arco, en un movimiento que nace en su espalda y muere exactamente delante de él, arrojando por el aire el palito de madera que había recogido antes. Lo sigue con su mirada hasta que metros más adelante ve como produce un estallido en el agua; aguarda a que se detenga en su impulso y lo observa por un par de minutos. Mientras aprovecha para armarse un cigarro, todavía le queda tabaco para unos días más. Esta a miércoles y Cachito no volverá a pasar con su lancha